La industria de alimentación y bebidas, responsable y comprometida durante la crisis del COVID-19

La crisis del COVID-19 ha marcado el devenir y la agenda global de los últimos meses y, por ende, también de la industria de alimentación y bebidas. Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) nos informa que están siendo unos meses muy duros para todos, pero no debemos olvidar que el origen de la crisis es sanitario y, por eso, mostramos todo nuestro reconocimiento a las víctimas y mandamos nuestro apoyo a sus familiares en estos momentos tan complicados.
Ante esta difícil situación, la industria de alimentación y bebidas ha dado la talla y ha respondido a las necesidades de nuestra sociedad de forma responsable y comprometida, incluso en las condiciones más complejas. Durante la pandemia, las más de 30.000 empresas que componen el sector, y que emplean a casi medio millón de trabajadores, no han cesado su actividad y han continuado produciendo alimentos y bebidas. Gracias a su esfuerzo, la industria ha podido garantizar el abastecimiento y el habitual flujo de la cadena, de modo que los consumidores hemos podido disfrutar de alimentos y bebidas variados, seguros, accesibles y de calidad en nuestras casas. Un trabajo que ha sido posible gracias a la coordinación de toda la cadena alimentaria.

Esta labor ha conseguido reafirmar a la industria como un sector estratégico en el seno de nuestra economía, pero también de nuestra sociedad. Ejemplo de ello son las múltiples donaciones desinteresadas que han llevado a cabo las empresas del sector a diferentes hospitales, comedores sociales, familias en situación de necesidad u otras organizaciones con fines benéficos. El sector ha respondido con la responsabilidad que le caracteriza y ha demostrado su compromiso con nuestros ciudadanos.

No obstante, la pandemia ha tenido un alcance global y ha afectado a todas las economías del mundo y, la industria de alimentación y bebidas no es una excepción. La buena marcha del sector depende estrechamente de dos ramas que no han podido funcionar con normalidad desde el inicio de la crisis. Por un lado, la hostelería y el turismo, que canalizan aproximadamente un 30% de la facturación de la industria; y por otro, las exportaciones de nuestros productos a mercados internacionales, que suponen otro 30%. Por tanto, el ligero aumento del consumo que se produjo en los principales puntos de distribución y el canal online durante los primeros días de confinamiento no ha podido compensar las pérdidas que están sufriendo los negocios por el mal funcionamiento de estos dos ejes y las limitaciones a las que se enfrentan para poder ejercer su actividad.

Dadas las nuevas circunstancias, los consumidores dan prioridad a cuestiones como la salud, el bienestar o la sostenibilidad a la hora de adquirir alimentos y bebidas, pero ahora también se pone en relieve su seguridad. En este sentido, el nuevo contexto nos deja un escenario en el que se hace imprescindible garantizar condiciones de trabajo que aporten seguridad a los consumidores y trabajadores. Por eso, desde la crisis, la industria alimentaria ha reforzado las medidas para garantizar la seguridad de sus productos ?ya muy estrictas? implementando todas las nuevas recomendaciones y protocolos marcados por las autoridades sanitarias.

Otras tendencias están también empezando a calar en los hábitos de los consumidores, como el e-commerce y el delivery. Estas prácticas tienen que extenderse de manera generalizada en el sector industrial porque han permitido una adaptación más ágil a la nueva situación: son herramientas que favorecen la supervivencia de las empresas, sobre todo de las pymes.

El año 2019 fue un buen ejercicio para la industria de alimentación y bebidas, en el que el sector alcanzó unos datos de crecimiento que han quedado empañados por la crisis económica que ha derivado del coronavirus: con una producción cercana a los 120.000 millones de euros, más de 30.000 empresas presentes en todo el territorio nacional y más de 32.000 millones de euros en exportaciones. En este sentido, esperamos en el año 2021 tomar la senda de la recuperación, si bien no a los niveles conseguidos en este año, al menos con la capacidad para seguir siendo motor de crecimiento y liderazgo socioeconómico.

Para ello, apostamos más si cabe por la internacionalización del sector, así como por la innovación y la digitalización. Con el compromiso firme de no renunciar nunca a la calidad, seguridad y variedad de nuestros productos incluso en las circunstancias más difíciles.
 
Fuente:Interempresas

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